Siempre insistimos en la necesidad de cepillar diariamente los dientes para mantener una adecuada salud bucodental. El uso del cepillo debe acompañarse de la seda dental, pero hay otra parte muy importante de tu boca que también debe limpiar con regularidad: la lengua.
La lengua es una de las grandes olvidadas en la rutina habitual de higiene oral. Sin embargo, mantenerla limpia resulta fundamental para controlar la proliferación de bacterias en la cavidad oral, y prevenir problemas como la halitosis.
Seguramente en más de alguna ocasión has notado como tu lengua aparece cubierta de una capa de color blanquecino o amarillento. Esta alteración en la superficie de la lengua se denomina lengua saburral. El dorso de la lengua es uno de los lugares de la boca en los que se acumula gran cantidad de bacterias. Esta descomponen y metabolizan los restos de alimentos, provocando gases que causan el mal aliento. Aproximadamente el 45% de los casos de halitosis están causados por una lengua sucia. Pero además, una excesiva proliferación de bacteria en la boca está directamente asociada a la aparición de caries dental.
El limpiador lingual, imprescindible
El mejor aliado para llevar a cabo la limpieza de la lengua de forma efectiva es el limpiador lingual. Algunos cepillos dentales incorporan en la parte posterior del cabezal una zona estriada destinada a la limpieza de la lengua. Pero nuestro consejo es que si quieres realizar una limpieza efectiva de la superficie lingual emplees un limpiador específico, que puedes adquirir en farmacias o parafarmacias.
Existen diferentes modelos de limpiadores linguales, aunque habitualmente se presentan en forma de U o de Y. Si tienes alguna duda sobre cuál elegir, te recomendamos que consultes con tu dentista.
A diferencia de lo que sucede con los cepillos dentales, que deben renovarse cada tres meses, el limpiador lingual no tiene fecha de caducidad. Por lo que resulta una excelente inversión para el cuidado de tu boca.
¿Cómo usar el limpiador lingual?
Su uso es realmente sencillo. Estas son las pautas básicas para utilizarlo.
Primeramente, recuerda limpiar tu lengua al menos una vez al día, y preferentemente en el primer cepillado del día, por la mañana. El motivo es sencillo: durante la noche se produce menor salivación, de forma que se acumula un mayor número de bacterias en la boca, que deben ser eliminadas al inicio de la jornada. Resulta indistinto si lo utilizas antes o después del cepillado.
Para limpiarte la lengua, sujeta firmemente el limpiador por el mango. Recorre la superficie de la lengua desde la parte trasera (tan atrás como te sea posible, sin que te llegue a provocar náuseas) arrastrando la suciedad hasta el extremo del músculo lingual. Con el tiempo, cada vez te será más fácil y cómodo utilizarlo, y se irá reduciendo la sensación de náusea.
Repite la operación tres o cuatro veces, enjuagando el limpiador con agua tras cada pasada. Lávalo una vez haya finalizado la limpieza de tu lengua, y guarda el limpiador con tu cepillo de dientes, para no olvidar utilizarlo.
Dr. Humberto J. Arias Fonseca. Odontólogo. Director de COI.
Todos nuestros posts tienen una finalidad informativa y divulgativa, y nunca sustituyen la consulta con el dentista.