Perder un diente no solo afecta la estética, sino también la funcionalidad de la boca. Puede generar dificultades al masticar, afectar la pronunciación y provocar la pérdida ósea en la mandíbula con el paso del tiempo. Afortunadamente, los implantes dentales ofrecen una solución segura, duradera y con un aspecto completamente natural.
¿Qué son los implantes dentales?
Un implante dental es una pequeña estructura de titanio que se inserta en el hueso maxilar para reemplazar la raíz de un diente perdido. Sobre esta base se coloca una corona personalizada, logrando un resultado que se ve y funciona como un diente natural.
Beneficios de los implantes dentales
Permanencia y resistencia: A diferencia de las prótesis removibles, los implantes se integran con el hueso mediante un proceso llamado osteointegración, garantizando estabilidad a largo plazo.
Preservación del hueso: Evitan la reabsorción ósea que ocurre tras la pérdida de un diente, manteniendo la estructura facial.
Comodidad y estética: No se mueven ni generan molestias como algunas prótesis tradicionales. Además, las coronas se diseñan para que se integren perfectamente con el resto de los dientes.
¿Quién puede ponerse implantes?
La mayoría de las personas pueden beneficiarse de los implantes dentales, siempre que tengan suficiente hueso maxilar y una buena salud bucal. En algunos casos, cuando el hueso no es suficiente, se puede realizar un injerto óseo previo al procedimiento.
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