¿Sabes cada cuánto tiempo debes cambiar el cepillo de dientes? Si llevas meses utilizando el mismo cepillo, lo más probable es que en vez de  contribuir a tu salud oral la estés perjudicando. Si quieres saber en qué momento tu cepillo ha dejado de ser útil, toma nota de estas recomendaciones. 

El cepillo de dientes es uno de los utensilios de higiene personal que más utilizamos a lo largo del día. Si realizas una higiene oral continuada y te cepillas los dientes tres veces al día, al cabo de un mes lo habrás utilizado, al menos, en 90 ocasiones.

El lugar donde habitualmente nos lavamos los dientes es el baño. Que puede ser un lugar con un nivel de humedad más elevado de lo habitual. Algo que les encanta a las bacterias. Este es uno de los peligros que acechan a tu cepillo de dientes.

Recuerda que las bacterias que se encuentran en la boca son la principal causa de enfermedades orales, como la caries o la gingivitis. Y el cepillado se realiza, precisamente para reducir o mantener a raya la proliferación de esas bacterias, que se alimentan de los hidratos de carbono y azúcares, produciendo ácido.

Si tu cepillo no está lo suficientemente limpio, o llevas utilizándolo más tiempo de lo recomendable, es probable que haya comenzado a acumular microorganismos que se trasladan a la boca durante el  cepillado.  Pero ¿cada cuánto tiempo hay que cambiar el cepillo de dientes?

Lo que habitualmente se recomienda es hacerlo cada tres meses. Sin embargo, hay circunstancias en las que sería recomendable cambiarlo antes, por ejemplo, si caes enfermo de una gripe o un catarro. En estos casos se aconseja cambiar de cepillo de dientes una vez que se ha superado la enfermedad.

Trata de que tu cepillo de dientes se seque lo mejor posible. Evita usar el capuchón de plástico (empléalo sólo si lo vas a llevar de viaje). Un truco muy práctico es tener dos cepillos y utilizarlos de forma alterna, así podrán secarse mejor entre cepillado y cepillado.

Una vez que hayas usado el cepillo de dientes, acláralo con abundante agua caliente. De esta forma las cerdas se ablandarán y podrás limpiarlo más fácilmente utilizando el dedo pulgar. Sacúdelo enérgicamente y  déjalo secar en posición vertical con el cabezal hacia arriba.

Si hay otras personas en casa, trata de que los cepillos de dientes no se toquen para evitar la contaminación por bacterias.