Las enfermedades de las encías pueden estar amenazando tu salud oral sin que lo sepas. Las gingivitis y la periodontitis no siempre se manifiestan de forma evidente, por lo que la prevención y las revisiones habituales son imprescindibles si quieres evitar estas patologías 

Antes de hablar de las enfermedades de las encías, es importante que conozcas su función y la importancia de estas para tu salud oral.

La encía es el tejido oral que rodea el diente y funciona como un amortiguador absorbiendo fuerzas para que estas no se trasmitan al tejido óseo que soporta el diente. La encía ayuda a que los dientes se mantengan fijos y anclados a los huesos maxilares.

Otra de sus funciones básicas es la de servir de barrera ante las agresiones bacterianas y evitar el depósito de sustancias extrañas (alimentos) a través del epitelio de unión.

Pero también tienen una importancia estética, cubren el hueso y las bases de las piezas dentales.

¿Cómo enferman las encías?

El principal enemigo de las encías son las bacterias que viven en la boca.

La cavidad oral es una de las partes del cuerpo con mayor número de bacterias. Estas están presentes en mayor o menor medida y su equilibrio depende de varios factores, como la alimentación, la correcta higiene, la características de la saliva, factores genéticos…

La acción de las bacterias genera sustancias ácidas que se acumula en forma de sarro, que es el responsable directo de acabar con la buena salud de tus encías. Los síntomas no siempre son evidentes, aunque suelen manifestarse de la siguiente forma:

  • Sangrado.
  • Hinchazón o rojez.
  • Mal aliento persistente.
  • Cambios físicos (retracción).
  • Pus visible.
  • Dientes flojos.
  • Sensibilidad dental.
  • Dolor al masticar.

 

Las enfermedades periodontales.

¿Cuáles son las principales enfermedades de la encías? Básicamente son tres: la gingivitis, la periodontitis y la periodontitis avanzada.

Te contamos cuáles son los síntomas de cada una de ellas, los problemas que pueden conllevar y cómo se tratan.

Gingivitis. 

Es etapa temprana de la enfermedad periodontal y se manifiesta con inflamación de las encías, enrojecimiento, hinchazón y sangrado durante el cepillado o el uso de la seda dental. Puede revertirse ya que el hueso y el tejido conectivo todavía no se ven afectados, realizando una profilaxis o limpieza dental mecánica en la clínica dental.

Periodontitis.

En este caso la enfermedad periodontal ya ha avanzado y la encía ha formado una bolsa debido a la acumulación de placa por debajo de la línea de la encía. En este caso es necesario detener su avance realizando una limpieza más profunda, mediante un raspado radicular.

Periodontitis avanzada.

Se produce cuando el hueso ya se ha visto afectado por la enfermedad, por lo que este ha comenzado a destruirse y los dientes pueden sufrir movilidad o incluso caerse. En este caso no es posible salvar las piezas dentales, que deben ser extraídas por un especialista. Además, será necesaria una valoración periodontal del estado de la boca para determinar cómo ha afectado al hueso y al conjunto de las piezas dentales y proponer una terapia periodontal específica. Esta puede incluir una cirugía de colgajo gingival para reducir las bolsas gingivales así como un injerto óseo para recuperar el hueso perdido.

El tratamiento de cualquiera de estos tres problemas ha de valorarse en una clínica de periodoncia especializada.

Prevención.

Para evitar la aparición de gingivitis o llegar a una situación en la que no hay vuelta atrás la prevención es la mejor herramienta.

Y esta se concreta en dos aspectos: una buena higiene dental y las revisiones periódicas en el dentista.

Higiene dental.

Ya te hemos mostrado cómo realizar una correcta higiene dental. Pero vamos a repasar algunos aspectos fundamentales de un buen cepillado:

  • Hay que cepillarse los dientes al menos tres veces al día, después de cada comida,  y nunca olvidar el último cepillado antes de acostarse.
  • El tiempo de cepillado debe de ser de al menos 2 minutos.
  • Realiza el cepillado de forma suave. Arrastrando las cerdas del cepillo desde la base del diente hasta el final del mismo colocando el cepillo en un ángulo de 45 grados.
  • No te cepilles nada más comer. Espera al menos 30 minutos para que se reestablezca el pH de la boca.  En este post de contamos cuál es el mejor momento para hacer el cepillado.
  • Usa la seda dental. Si no lo haces, dejarás sin limpiar el 40% de la superficie de tu dientes. La seda dental permite acceder a la zona entre el diente y la encía, donde el cepillo no llega.
  • Haz un primer cepillado sin pasta dental. Aclárate con abundante agua y vuelve a cepillarte con dentífrico (una cantidad del tamaño de un garbanzo es suficiente). Al final, escupe el sobrante de pasta.

Revisiones

La visita regular a la consulta del dentista es básica para mantener una buena salud dental y prevenir la aparición de enfermedades como la gingivitis y la periodontitis.

Como te hemos dicho, el odontólogo puede detectar si existe alguna alteración de las encías, antes de que tú te des cuenta, ya que en algunos casos estas pasan desapercibidas.

Además, se aconseja realizar una limpieza dental todos los años, para mantener a raya la aparición de la placa bacteriana, que es la responsable de la caries y de las enfermedades periodontales.

Dr. Humberto Arias Fonseca. Odontólogo. Director de COI.

NOTA: Todos nuestros posts tienen un carácter informativo y divulgativo, y nunca sustituyen a la consulta con tu dentista.